Letra Lluvia - Joni Ramos
No. No tienes que recordarme nada porque hoy bajo la lluvia me he mojado.
Al parecer conmigo el olvido se olvidó de olvidar
y el olvido no olvidado me hace recordar que he recordado.
No me he olvidado de nada, de nuestro todo en realidad.
No me he olvidado de cómo maquillabas mis feos con tu mirada,
de cómo guardabas los secretos en el baúl de los ?estoy bien? y los ?no pasa nada?.
No me he olvidado de tus escondites, de tu mal genio al perder y tampoco de tus ganas.
Esa estricta dieta del existo que consistía en salir a comerte el mundo
y muy de vez en cuando comerme a besos.
No me he olvidado del código postal de tu cama,
de cómo caer bien tropezando con tus hoyuelos.
No me he olvidado de cómo es hacer el amor contigo,
todavía te sigues colando en mis pajas.
Todavía me encuentro sin querer alguna prenda tuya en mi colada.
Menuda mie***.
Lo siento todo, pero al mismo tiempo no siento nada.
Mis sueños contigo pesan tanto que he dejado de sentir latir el corazón en el pecho
y ahora lo siento latir en la espalda.
Menuda mie***.
Ya no soy el corazón de Cuasimodo,
pero tú seguirás siendo mi esmeralda.
Demasiado peso cargado en mi espalda,
hoy no quiero copas, solo mi almohada.
Quiero ver el cielo, quiero que te vayas,
hacerme un canuto, dar unas caladas.
Vuelven los fantasmas, vuelan melodías,
vuelvo a aquella tarde, nunca se me olvida.
Las calles brillaban, casi anochecía,
mi cara mojada, mi corazón ardía.
Lluvia,
bailar con el agua.
Lluvia,
bajar la montaña.
Lluvia,
refréscame el alma.
Lluvia,
tráeme ya la calma.
Como la lluvia que cae y que deja tejados mojados.
Como resbala este alma por esta balada abrazados.
¿Como aprovecho esta vida si este porvenir se ve amargo?
¿Como debiera actuar si os quejáis sin saber nada a cerca de mis malos tragos?
Lluvia,
bailar con el agua.
Lluvia,
bajar la montaña.
Lluvia,
refréscame el alma.
Lluvia,
tráeme ya la calma.
Hay una cosa que mucha gente no sabe acerca del mar,
la lluvia, el agua y los fluidos en general.
Y es que en ellos también se producen turbulencias.
Como las de los vuelos, como las que retan a los aviones y sus miedos,
es posible tener el cielo en las manos si te colocas un espejo en ellas,
es cuestión de reflejos.
Todo lo que te diría una gota de lluvia,
que con esto del calentamiento global una vez fue el fondo del iceberg.
Todo lo que te diría esa loca acerca del fin del mundo,
y de la música, que no se ve.